18/3/10

Historia de las carreras pedestres de Ricla

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Corredores en la salida de la carrera pedestre de Ricla de 1977, entre otros, Paco Binaburo, Mariano Haro, Pedro Ferrando, José Luis Villalba, Amado Hernández, Manuel Martínez y Manuel Hernández. Foto: Archivo C. García

Desde el siglo XIX se han celebrado variadas carreras pedestre en Ricla, en unas ocasiones coincidiendo con las fiestas de las cofradías (San Antón, San Blas, Virgen de Mayo, Virgen del Carmen…) y durante las fiestas patronales en honor de la Reliquia de Santa María Magdalena.

Los premios que se entregaban en las fiestas de las Cofradías siempre consistieron en las típicas aves de corral: tres pollos al primer clasificado, dos al segundo y uno al tercero. En las fiestas patronales los pollos dieron paso a los premios en metálico desde principios del siglo XX.
.Plaza de toros de Ricla, escenario de las carreras pedestres en 1991 y 1992. Foto: CDJL

Los escenarios de las carreras pedestres de las fiestas patronales han sido diversos: la era de “Los Pedrines”, en la carretera, en el campo de fútbol de la Estación, en el nuevo campo de fútbol, por las calles del pueblo, en la Plaza de toros…

También se organizaban otras carreras más jocosas: carrera a la americana (parejas de hombre y mujer), de sacos, con candiles colgados en los calzoncillos, de mujeres con cántaros de agua en la cabeza…

En Ricla hubo corredores destacados, como Pedro “Martino”, Manolico “El Perla”, Joaquín “El Sardero”, Dionisio Tejedor “El Poncho”; en los años treinta: Carmelo Sánchez “El Tordellero”, Hilario Sánchez; Antonio Carnicer, Francisco Ramos, Nicolás Domínguez, Miguel Lausín, Antonio Lausín, Julián Lausín, Antonio Ibáñez… .

Corredores dispuestos en la línea de salida. Carrera pedestre de Ricla (25 de julio de 1991). Entre otros: Javier López, Rafael Bejarano, José Antonio López, Juan Mari Artola, Celedonio García, Javier Alonso, Daniel Pascual, Javier Yerno, Sergio López y Fernando García. Foto: CDJL
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Fiestas de la Reliquia

Nos remontamos a 1919; el Programa de fiestas, anunciaba para el día 13 de octubre, por la mañana: “gran corrida de pollos a pie”, en burros con aparejos invertidos, entalegados, corridas a la americana, parejas de hombre y mujer, corridas de mujeres con cántaros de agua en la cabeza y de chiquillos. Aquel año también hubo cucañas y corridas de vacas bravas.

En 1920 se programaron para el día 11 de octubre, con la denominación de “corridas pedestres”.
El Programa de fiestas de 1925 decía: Día 12 de octubre. A las doce de la mañana, cucañas y “corridas excéntricas”, con premios en metálico.

En 1927 el vencedor de la carrera pedestre fue Mariano Barcelona, de Arándiga, seguido de Antonio Lausín y José Navarro. La prueba estuvo amenizada por la banda de Encinacorba.

El siguiente año, el 14 de octubre de 1928, la carrera pedestre se verificó a las tres de la tarde, con un recorrido a 30 vueltas, equivalentes a unos 4 kilómetros y medio. Mariano Barcelona, de Arándiga, repitió triunfo, seguido en la clasificación de Fructuoso Cagidos, de Arnedo, y Manuel Grima, de Arándiga. Se disputó después del partido de fútbol. Y se inscribieron 10 corredores. Al público le extrañó mucho que no participasen los tres corredores más destacados de la localidad. Mariano Barcelona demostró plenamente la justa fama de que venía precedido. Los premios consistieron en 25, 15 y 10 pesetas, respectivamente.

.Carta enviada por el Ayuntamiento de Ricla en 1974 a Francisco Binaburo con información de la carrera pedestre. http://paco-binaburofuendetodos.blogspot.com/

Al día siguiente (día 15) se celebró otra carrera pedestres a 40 vueltas en el mismo circuito del campo de fútbol (unos 5 kilómetros). Venció Mariano Barcelona, que invirtió 16 minutos, seguido de Fructuoso Cagidos. Según las crónicas, Mariano Barcelona era un “verdadero fenómeno corriendo”.

Después hubo una carrera para neófitos, inscribiéndose 18 chavales, a 10 vueltas sobre el circuito. Salieron todos ellos a un tren endemoniado, según la crónica de La Voz de Aragón, y tal fue la velocidad que llevaron, que a la segunda vuelta se les apagó el gas a 15, continuando los restantes tres, que terminaron la carrera y cobraron los premios.

En 1932 la carrera se programó para el día 10 de octubre. Este año tuvo un nivel extraordinario. Se celebró a las cuatro de la tarde en el campo de fútbol, con premios de 80, 60 y 40 pesetas, para los tres primeros clasificados. El recorrido era de 80 vueltas, de 156 m. cada una; por tanto corrieron 12 kilómetros y 480 m. Participaron: Manuel Clavero y Francisco Pardos de Zaragoza. Clavero venció en la Vuelta a Zaragoza de 1930 y Pardos fue campeón de Aragón de 400 m. (1936, 1940 y 1942), de 800 m. (1934, 1935, 1936, 1941 y 1942), 1500 m. (1941 y 1942). Mariano Joven Y Antonio Aznar, de La Almunia de Doña Godina, y Nicolás Domínguez, de Ricla.

Fue una carrera de gran emoción y con la sorpresa de que resultó vencedor el corredor de La Almunia, Mariano Joven. El favorito para la victoria era el célebre corredor zaragozano Manuel Clavero.

Francisco Pardos y Manuel Clavero. Foto Archivo C. García

.Grato Vallino, corresponsal de La Voz de Aragón, hacía una interesante crónica de la prueba:

“Comenzada la carrera se vio que el corredor del pueblo vecino no se amedrentaba por el tren que impuso desde el primer momento Manuel Clavero e incluso hasta la vuelta setenta y cinco fueron varias las veces que se estableció una gran pugna entre estos dos formidables corredores, pasándose el uno al otro, hasta que llegó la vuelta setenta y cinco citada, y, Mariano Joven, revelándose una vez más como corredor de gran categoría y de portentosas facultades, imprimió un tren formidable a la carrera, aclamado por gran entusiasmo por quienes presenciaron la escena, llegando a ponerse a un cuarto de vuelta del citado Clavero. Esta distancia quiso aminorarla dicho Clavero en un extraordinario empuje en la vuelta ochenta, esfuerzo que en muy poco le estuvo viese coronado por el éxito, ya que la llegada a meta se verificó a un cuerpo de distancia solamente de un corredor a otro”.

La carrera la hicieron en cuarenta y dos minutos y de la velocidad de la misma puede darse uno idea, comparada con los otros corredores, a quienes sacaron siete vueltas de ventaja. El orden de llegada fue: primero, Mariano Joven; segundo, Manuel Clavero, y tercero, Francisco Pardos.

Al día siguiente, a las cuatro de la tarde, se celebró una gran carrera entre corredores de la localidad; dieron 40 vueltas al campo de fútbol. Esta carrera también fue muy emocionante y competida. Ganó el pequeño, pero formidable corredor, Carmelo Sánchez, seguido de Nicolás Domínguez, cansado por haber participado el día anterior, y tercero, Hilario Sánchez.

En la carrera de jóvenes, hasta 15 años, tampoco faltó la emoción. Había gran interés y competencia, puesto que unos cuantos muchachos llevaban varios días preparándose para esta carrera. La prueba constaba de 12 vueltas y resultó vencedor Miguel Lausín, que se reveló como un gran corredor; cuando faltaban tres vueltas para el final se puso el primero y llegó en esta posición con gran ventaja sobre el resto. Lausín era el más joven de los participantes, con 13 años. En segundo lugar acabó Francisco Ostáriz y tercero Antonio Ibáñez.

Igualmente interesante resultó la corrida pedestre de 1933. Se celebró el día 10, de diez a doce, en el Campo de la Estación. El recorrido era de 80 vueltas y los premios consistían en 60 pesetas para el primero, 40, para el segundo y 25 al tercero. También se premiaba con 5 pesetas al primero que acabase la cinco primeras, 10 al que llegase primero en la 40, y 15 pesetas al que fuera primero en la vuelta 60. Las reglas dejaban claro que no se podía pisar el interior de la pista que se señalase, puesto que de lo contrario no tendrían derecho a premio alguno.

 
Agapito Guillén, de Terrer, con la copa de vencedor de la "Vuelta a Madrid" de 1934. Foto: Archivo C. García

Se inscribieron cuatro corredores. Venció el extraordinario corredor de Terrer, Agapito Guillén, que también obtuvo las tres primas intermedias. Segundo llegó Miguel Tejero, de Calatorao, y tercero, José Peris, de Zaragoza.

En la carrera local se inscribieron otros cuatro corredores. Los tres primeros llegaron por el siguiente orden: Nicolás Domínguez, Antonio Carnicer y Francisco Ramos.

En la de mocetes, menores de 16 años, se inscribieron 10 corredores que llevaban unos cuantos días preparándose. En la prueba hubo emoción y se distinguieron notablemente los hermanos Miguel y Antonio Lausín; el primero dio la sensación de ser un corredor de cualidades excepcionales, venciendo con gran ventaja sobre el resto, y Antonio Lausín, su hermano, llegó tercero, pero con el mérito de tener 10 años, con diferencia de cinco años cobre el resto de corredores. En segundo lugar finalizó Julián Lausín, y cuarto, Antonio Ibáñez.

Otra “gran carrera pedestre” se disputó en 1935; este año tuvo lugar el día 15 de octubre, último de las fiestas en honor de la Santa Reliquia de la Magdalena, a las diez de la mañana, sobre un recorrido en pista, a 100 vueltas, de 13 km. 780 m.

Se inscribieron siete corredores: dos de Zaragoza, dos de Ariza, uno, respectivamente, de Arándiga, Morata y Terrer. El ambiente y la expectación eran extraordinarios por la rivalidad existente entre los dos corredores de Ariza, José Navarro y Mariano Martínez, y el de Terrer, Agapito Guillén. Existía la incógnita del corredor Zaragozano, Mariano Doñate, considerado como probable ganador. A los tres premios para los primeros clasificados había que sumar las primas en las vueltas 20, 40 y 60.

Grato Vallino volvía a firmar otra interesante crónica de la carrera en las páginas de La Voz de Aragón:

“Las primas fueron ganadas por Doñate, la primera, y las dos restantes por el de Ariza, Navarro. Estas primas dieron lugar a formidables ‘sprints’ entre los corredores de Ariza y Doñate, de Zaragoza. Seguramente esta circunstancia fue la que aprovechó el de Terrer, Agapito Guillén, quien a la vuelta 80 empezó a despegar y adelantarse, con plenitud de facultades y de reservas, ganando con ello el primer puesto. Fue el segundo Mariano Doñate, de Zaragoza, y tercero, José Navarro, de Ariza. El ganador hizo los 13 km. 780 m. en 55 minutos y 45 segundos. Los inteligentes podrán apreciar, por el tiempo, que lo fue casi de récord.

La formidable carrera fue presenciada por todo el vecindario, que aplaudió entusiásticamente a los corredores”.

A continuación se celebró la carrera pedestre para locales. No hubo mucho interés puesto que sólo se inscribieron tres corredores. Venció Antonio Carnicer, seguido de Francisco Ramos y de Nicolás Domínguez.

Mayor emoción hubo en la infantil, con la participación de 18 chavales que prácticamente cubrían toda la pista tras la salida. Dieron 15 vueltas y casi todos terminaron la carrera. Llegó primero Antonio Lausín; segundo, Vicente Mosteo, y tercero, Dionisio Tejedor.

Tras el trágico paréntesis de la Guerra civil las fiestas se trasladaron al mes de septiembre. En 1946 seguía programándose la “gran corrida pedestre”, que aquel año se celebró el día 6 en el campo de las Eras. Resultó vencedor el afamado atleta de Leciñena, Alberto Murillo, seguido de Romeo y de Nicolás García.

En el Programa de fiestas de 1956, observamos que mantenían la programación de dos carreras, la primera para corredores locales y forasteros, con premios de 250, 150 y 75 pesetas, además de las correspondientes primas, y, a continuación la carrera pedestre para los jóvenes de la localidad, con premios de 100, 75 y 50 pesetas. Las distancias se decidían antes de la prueba.
. Alberto Murillo y Pedro Sierra, los dos mejores corredores aragoneses de finales de los años 40 y años 50. Ambos corrieron y vencieron en las carreras de Rica. Foto Archivo C. García

Durante estas dos últimas décadas de los años cuarenta y cincuenta, la carrera mantuvo un nivel elevado, con la participación de muchos de los mejores atletas nacionales; fueron los años de Pedro Sierra y Alberto Murillo, o Francisco Binaburo, que encabezaban la brillante representación aragonesa que mantendría brillantes duelos con atletas catalanes.

Francisco Binaburo, un amante del pedestrismo. Foto: Archivo C. García

En los años setenta se celebraba en las fiestas de agosto y ya en los ochenta pasó a disputarse en el mes de julio, algunos años coincidiendo con la festividad de Santiago Apóstol. Los premios aumentaron; como ejemplo, los premios de la carrera de 1985 fueron: Primero, 15.000 pesetas y trofeo; segundo, 10.000 pesetas y trofeo; tercero, 7.500 pesetas y trofeo; cuarto, 5.000 pesetas; quinto, 4.000; sexto, 3.000; séptimo, 2000; octavo, noveno y décimo, 1.000 pesetas. En 1991 y 1992 la prueba se disputó en la plaza de toros, a 100 vueltas, con un elevado número de primas. En 1992 se destinaron 100.000 pesetas para primas.

Mariano Haro, Paco Binaburo, Pedro Ferrando y José Luis Villalba en la carrera de Ricla, 1975. Foto: Archivo Paco Binaburo.

Entre los vencedores de las tres últimas décadas del siglo XX, podemos citar al alcañizano Pedro Ferrando, al palentino Mariano Haro, a los zaragozanos Javier Cortés, Eduardo Artigas, Manuel Hernández, Luis Javier Alonso y Javier Ferrando Triviño; Amado Hernández de La Yunta (Guadalajara), los catalanes Juan Ramón Muñoz, Joan Beascoechea o los marroquíes Omar Errachidi y Redouan Benarafa.

También han participado, aunque no han conseguido el triunfo, atletas tan destacados como Eliseo Martín, el mejor atleta de la historia del atletismo aragonés; José Pallarés, que todavía conserva el récord aragonés de maratón, y otros con un larguísimo historial deportivo como José Antonio Adell, Emilio Guzmán, José Luis Fustero, Antonio García Legido, José Luis Mareca, Fernando Díaz, Javier Yerno, Juan Mari Artola, Rachid Damoun, Rafael Bejarano, Paco Binaburo, José Luis Rodríguez, José Antonio De la Fuente, Carlos Oriach, Fernando Aznárez, Rafael Illán, Iván Hompanera, José Granadero, José Antonio Casajús, Celedonio García, Alfonso Cebolla, Fernando García, José Antonio López, Antonio Navarro, Javier Burillo, Miguel Planas, Miguel Casado, Víctor Navarro, Miguel Ángel Panivino, Manuel Revuelto, Javier López, Vicente Romero, Francisco Chamorro, Alfredo Panivino o Jesús Ocasar, entre otros muchos.

Bejarano y García disputando una prima en la plaza de toros de Ricla, 1991. Foto: CDJL

La prueba se ha disputado en varios escenarios. En 1976 en la Estación; luego se pasó al nuevo campo de fútbol, aunque otros años, como en 1984, se disputó a vueltas por las calles, con salida y llegada en la plaza. En 1991 y 1992 se llevó a la Plaza de toros; en 1993, con mucho calor, se celebró en el campo de fútbol y fue amenizada por la banda de Ricla. En 1995 se dieron 35 vueltas en la calle de la Cruz; este año la carrera estaba prevista para las 11 de la mañana, pero se retrasó porque se habían escapado dos vaquillas. En 1996 se celebró a 40 vueltas en la misma calle de la Cruz.
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Carrera pedestre de Ricla 1991. Foto: CDJL

En los años ochenta no se celebró algunos años y, finalmente, a finales de los años noventa desapareció, perdiéndose una de las tradiciones más antiguas y típicas de Ricla. Durante siglos, las carreras pedestres fueron las pruebas deportivas que más entusiasmaron a los habitantes de la villa.


Celedonio García y José Antonio Adell
BIBLIOGRAFÍA
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17/3/10

Pepín & co nos presenta su disco


Pepín Banzo (Pepín & co) presenta su disco al mundo mundial en forma de fiesta.
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El día 24 de este mes, a las 20:00 horas, en le posada del Comendador, Calle Predicadores, 70 (Zaragoza), en lo que viene siendo los bajos del Albergue Juvenil.
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No podéis faltar a la cita.... habrá vino y canapieses.
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Y para estar al día con Pepín & co, lo mejor es visitar su blog: http://pepinyco.blogspot.com/

16/3/10

Pinseque es un “Pueblo feliz”, cuento de Eusebio Blasco

PERLAS DE HEMEROTECA


Eusebio Blasco
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Pocos textos, quizá ninguno, se han reproducido en el mismo medio (periódico o revista) tantas veces como el cuento titulado “Pueblo feliz”, que firmaba Eusebio Blasco en las páginas del periódico madrileño El Motín.

El prolífico escritor zaragozano muestra con absoluta inocencia una situación grotesca, que debió hacer mucha gracia a los editores del diario anticlerical radical El Motín, y que recogemos por la referencia que hace a Pinseque. Se publicó y republicó en 1901, 1913, 1917 y 1924.

Blasco fue colaborador habitual de este diario, dejando constancia, una vez más, de su vida asentada en la continua contradicción.

Eusebio Blasco y Soler (Zaragoza, 28-IV-1844 – Madrid, 25-II-1903), de familia aristócrata, colaboró en diversas revistas y diarios (La Fritada, Gil Blas, La Discusión, El Motín, Le Figaro…) En 1899 fundó la revista Vida Nueva. Sus Obras completas (artículos, narrativa, poesía, teatro…) se recopilaron en 27 volúmenes.

Mantuvo relación de amistad con personajes como Julián Gayarre o Gustavo Adolfo Bécquer.

Fue secretario del ministro de Gobernación, Nicolás María Rivero y cultivó amistades políticas con personajes como Juan Prim, Ruiz Zorrilla o Emilio Castelar.

En 1899 se presentó a las elecciones del Congreso en la candidatura socialista por Madrid, pero fue derrotado. El pisto, como señalaba alguna voz, de democracia católica y socialismo monárquico, debió indigestar a más de un votante, enemigo de las medias tintas, tanto en política, como en religión o como en todo.

Eusebio Blasco fue republicano y conservador; publicó libros como Los curas en camisa y luego se lamentaba de que no se enseñara religión en las escuelas oficiales de Francia. Esas contradicciones fueron una constante en su vida.
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Pueblo feliz
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¡Vaya una epidemia que había en el pueblo aquel año pasado!

Se morían «como agua» los vecinos. Y la tía Jacinta le escribió a su nieto que viniera de Pinseque al pueblo este de que me ocupo, por si moría también ella, que ya tenía ochenta años.

Y Urbano cogió la burra y en un par de días se plantó en la casa «abuelerna», como la llamaba él, y puede ser que estuviera bien llamada.

—¡Rediós, qué es esto! ¿Se mueren ustés u qué?—dijo al llegar.

—¡Ay hijo mío! Les ha entrao una zangarriana a tos nuestros parientes, que el fosero está que no pué con su alma. No hace más que enterrar gente; ¡ni comer le dejan! Amos ahora mismo a velar al tío Jeribeques, que sa muerto esta mañana.

—¡S’ habrá muerto de ladrón que era!

—No tengas mala lengua; cena y echa a correr, que allí te espero.

Urbano cenó y fue a la casa mortuoria y veló toda la noche al tío Jeribeques, que estaba vestido con hábito de franciscano.

—No sabía yo que s' había hecho fraile...

—¡Chis; no hables y rézale! ¡A rezar y a callar!

—Bueno, bueno.

Al día siguiente pasa mi buen Urbano por la calle mayor del pueblo y a través de una reja ve a un hombre de cuerpo presente vestido de dominico.

Varias mujeres lloraban en la puerta.

—¿Quién es el muerto? —preguntó Urbano.

—El que está en la caja.

—Muchas gracias.

Y siguió Urbano su camino.

Pasaron dos días y vinieron a avisar que si había algún hombre en casa de la tía Jacinta que hiciese el favor de ir a una casa de la plaza donde había un hombre moribundo sin familia.

—Anda, hijo, anda; Dios te lo pagará —dijo la abuela.

—Pero oiga usté, abuela, ¿pa eso me ha llamao usté? ¡Pues vaya un oficio que me dan á mi!

—Anda, hijo mío; ¿no ves que dicen que no tiene familia?

Urbano se metió en la faja un doblero y un pedazo de chorizo catalán y fue a la casa, donde una vecina le llevó al cuarto del «calabre». Por cierto que el «calabre» estaba vestido de agustino.

Urbano pasó la noche cumpliendo su piadoso deber, y a la mañana, cuando salió para volverse a casa, vio que traían cuatro hombres un cuerpo muerto en unas parihuelas.

—¡Estamos aviaos! —Iba diciendo Urbano. —No va a quedar un vecino vivo. Será cosa de beber doble vino, a ver si nos defendemos una miaja.

Llegaron los hombres con él y para descansar dejaron las parihuelas en el suelo.

El muerto iba descubierto y vestido como el primero que Urbano había visto al llegar al pueblo, con hábito de San Francisco.

—¿Otro?—pensó y sonrió a sus solas.

Y en llegando á casa dijo:

—¡Abuela!

—¡Hola! ¿Ya has velao al muerto?

—Si, siñora, y vengo muy contento.

—¿Por qué?

—Ahora mismo va usted a escribir a mi padre que me envíe mi ropa y too lo mío, porque en este pueblo me quedo yo pa siempre.

—¿Y por qué?

—¡Por qué ha e ser! Porque aquí no pué ocurrir nada malo. Este es el pueblo de más suerte que hay en el mundo. ¡Todos los frailes que tienen ustés se les mueren!
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Las fiestas de Báguena en 1908

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PERLAS DE HEMEROTECA
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Cabecera del semanario El Ruejo, editado en Daroca


En 1908, con la firma de M. M., se publicaba en El Ruejo. Semanario Independiente de Daroca, defensor de los intereses locales y regionales, una crónica titulada “Las fiestas de Báguena”. En realidad la crónica se limitaba al acto más destacado de aquellas fiestas, la “corrida de pollos”, y refleja el ambiente que rodeaba a este deporte tradicional, cuando todavía no había surgido el deporte moderno en Aragón.

Francisco Pellejero Martín, de Báguena. Carrera de Báguena en los años 40-50(Archivo C. García)
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"Interesante fue la corrida de pollos del inmediato pueblo de Báguena, donde se disputaban la primera el corredor del pueblo Marcos Moreno Posendor y Clemente Molina Segura, de Villar de los Navarros, los dos afamados corredores, pues el primero venía ganando la primera en cuantas corridas se presentaba desde hace diez años; y en cuanto al segundo, las ha ganado en pueblos tan importantes como son Cariñena, Paniza, Azuara, etc., habiendo éste corrido también en competencia con Rafael Oliver, de Moneva, corredor el más ágil de la provincia (pues sabido es que en Zaragoza para las fiestas del Pilar ganó la primera obteniendo como premio 250 pesetas) y no obstante tener por rival a tan ágil corredor consiguió si no pasar, igualar en dos corridas celebradas el mismo día en el pueblo de Plenas, llegando a tocar los pollos las dos veces al mismo tiempo, por lo que se partieron amigablemente el premio de ambas, consistente en 12 pollos; siendo digna de notar la afición que Clemente siente por correr, puesto que es un jornalero que en la actualidad sirve en casa del rico propietario de su pueblo D. Vicente García y que al enterarse de que se celebraba corrida, no vacila en venir a ella, acompañado de los entusiastas convecinos Eusebio Mayoral y Francisco Lucía, dejando en su lugar un sustituto, al cual tendrá que abonar tres días de jornal, cuando él aún ganando la primera, obtendrá como recompensa solamente tres pollos, pero es lo de menos la cuantía del premio y únicamente ansía anotarse una primera más, por lo que aproximándose la hora y todo ya dispuesto, por orden del celoso alcalde de Báguena D. Pedro Jaraba, marchan animosos cuantos pretenden tomar parte en la corrida, al punto donde ha de empezar y pronto se oye la detonación que anuncia la salida de los corredores del punto de partida y a los pocos momentos (pues emplean cuatro minutos en recorrer kilómetro y medio) ya se ven llegar descoloridos a Clemente y Marcos, que vienen casi juntos hasta unos cien metros de los pollos, desde donde haciendo un esfuerzo el primero adelanta algunos pasos al segundo, que le valen para obtener tan deseada primera, terminando así felizmente y sin interrupción la corrida.

Mucha afluencia de forasteros y solemnísimos los cultos dedicados a San Ramón".

Ver las "corridas de pollos" del Jiloca:
http://garcia-adell.blogspot.com.es/search/label/Corrida%20de%20pollos%20Jiloca

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10/3/10

Recordando las fiestas de Villar de los Navarros

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PERLAS DE HEMEROTECA
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Las páginas de La Crónica de Aragón, diario de "Aragón, Literario y Artístico", publicaban en 1916 un artículo titulado "La fiesta de la Sierra", firmado por Enrique Luño Peña y fechado en Villar de los Navarros, el 26 de agosto de 1916.

Enrique Luño nos relata las fiestas de Villar de los Navarros a principios del siglo XX, el ambiente y las tradiciones, marcadas por la presencia del “famoso de la gaita y el tambor”. Entre los festejos más típicos destaca “la corrida” en la era, o “corrida de pollos”, así denominada porque estas aves de corral eran el premio que se entregaba a los primeros clasificados. Después la gente se dirige a la plaza para presenciar la típica danza en honor a los campeones, que allí llaman “bailar a los pollos”.

"El voltear de las campanas que a vuelo van y las halagüeñas caras de la gente del pueblo y en especial la risueña mirada de la juventud alegre, son indicios precursores de una fiesta que está próxima, de una fiesta que, sin duda, ha de ser de las que llenen de beneplácito y regocijo a la gente campesina que vehemente la ansía, por ser la única que de solaz y distracción ha de servirle durante el breve y a veces largo lapso del año, y la única en la que, por verificarse en el preciso tiempo en que tiene fin la recolección, puede gastar un tanto de aquello que tamaños trabajos, desvelos y sinsabores les ha costado.
.Al ocultar el sol los resplandores de sus áureos cabellos, que durante el día han iluminado con sin par e incandescente luz la tierra de los afanes labriegos y los campos casi abandonados después de rendir el fruto de su fecundidad, los humildes campesinos regresan contentos a sus hogares, para arreglarse un poco y marchar a la «plaza Mayor» a celebrar y cumplir con aquello de que «por víspera se conoce al Santo».
.Formada la comitiva en la que presiden los que en otro año eran solteros y que en éste hanse unido con vículo indisoluble a las que eran dueñas de sus amores y a quienes prodigaban sus rondas y festejos, dirígese a casa del mayordomo, donde se encuentra «el famoso de la gaita y el tambor».
.Y después de dar unas vueltas en derredor del serrano pueblo con algarabía y estrépito al son de las chillonas voces de la gaita y el sordo ruido del tambor, disuélvense para descansar los unos, los más para hacer baile.
.Tenue luz que se acentúa cubre aún el cielo, cuando se oyen los clamores de los fieles que rezan y van cantando el Rosario de la Aurora, y los rayos del astro de la luz y el calor apenas asoman por Oriente cual hermosa cabellera de color de oro, cuando se llega a percibir de nuevo el sonido de la clásica charanga de la sierra.
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Las campanas van al vuelo, la gente ya acude a misa y una vez que esta termina, las mujeres van a casa a preparar la comida, y la gente varonil está tirando a la barra o jugando a la pelota, o saltando con un caballo y haciendo pruebas y apuestas más que de maña, de fuerza.
.Después de reponer bien el estómago, los serranos van al café, donde gastan puro, anís, hablan de asuntos agrícolas y juegan unas partidas de naipes, hasta que vienen a perturbar su cachazudo reposo el sonar del tambor y el de la gaita que anuncian ya la corrida.
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Y los mozos de cara risueña, tostada del sol, y de cuerpo robusto que cubren sus galas, cual el terso pañuelo de seda sus frentes, la blanca camisa que estrenan entonces, el chaleco de pana que abrochan muy poco, los pantalones de estilo bombacho y las alpargatas recien estrenadas, caminan altivos y con gran orgullo al lugar que llaman «Las eras», para allí apostarse y lucir a porfía sus habilidades corriendo, brincando y guiando burros que llevan la albarda puesta al revés.

En sitio aparente para ello, despójanse de sus galas cubriendo tal sólo sus cuerpos las blancas camisetas y los calzoncillos, y puestos en línea y dadas las voces de orden, comienzan su marcha veloz, formando al principio una cinta que desaparece a medida que siguen corriendo.

Llegó con pie presuroso el primer corredor y al tocar en la horca los pollos, una moza que será de seguro su novia, le echará una saya barredera de rojo muy fuerte, para que se cubra y preserve del aire el sudor; y después llegarán el segundo y el tercero con paso más lento, y también le echarán otra saya cual un mérito por salir vencedor.

Una vez que brincaron los otros y corrieron con sus borriquillos y los chicos hicieron apuestas, redoblando el tambor y la gaita, se dirige la gente serrana a la plaza para presenciar lo que llaman «bailar a los pollos», en que todos aquellos mozos triunfantes bailan con aquellas que echaron sus sayas de rojo, y reciben el premio propuesto.

Y una vez que esto termina, la gente con mejor humor y quizá con mejor gana, se decide a merendar. Allí el derroche de pollos, de lomo, de longaniza y de magras con tomate.
Tampoco escasea el vino, mas no se presencia aquello de comer y emborracharse de las antiguas fiestas, no. La gente serrana, hoy día, parece encontrarse envuelta en un baño de lo moderno, conservando en su interior buena parte de lo antiguo".
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5/3/10

El Buscador de Palabras punto com

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El Buscador de Palabras de las Cinco Villas
Ejea de los Caballeros, miércoles, 10 de marzo de 2010
Centro Cívico, 19 horas
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Tres profesores de Secundaria (Elena Piedrafita, Historia; Eduardo Muñoz, Educación Física; y Javier Boira, Tecnología) y una ilustradora (Eva Mª. Lapeña) nos presentan su último trabajo:

www.elbuscadordepalabras.com

Se trata de un juego “on line” en el que el alumno/jugador toma el rol de experto navegador web contratado por una sociedad secreta, ATILIA 2.0., para recuperar la información borrada por un virus informático.

La participación en el juego permitirá a su alumnado desarrollar sus habilidades de búsqueda en la red y “pasear” por las diferentes webs de la comarca de las Cinco Villas, conociendo de una forma lúdica su patrimonio histórico-artístico. Además, a través de esta gran “caza del tesoro” educativa contribuirá a que sus estudiantes desarrollen algunas de las competencias básicas prescritas por la administración educativa: en comunicación lingüística, en el conocimiento e interacción con el mundo físico, en tratamiento de información y competencia digital, cultural y artística, y de aprender a aprender; todo ello con un formato actual y atractivo para los adolescentes.

El Buscador de Palabras ha sido posible gracias al mecenazgo de la Comarca de las Cinco Villas y a la colaboración proporcinada por ADEFO. Dos organizaciones cincovillesas con vocación de servicio que día a día apuestan fuerte por la promoción de los encantos de los pueblos que integran esta comarca aragonesa.

La presentación tendrá lugar el 10 de marzo (miércoles) a las 19 horas en el salón de actos del Centro Cívico de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Os adjuntamos invitaciones por si deseáis repartirlas entre algunas personas de vuestro alrededor interesadas.

En la convicción de la importancia que tienen las opiniones externas en la mejora de este proceso continuo que es la creación de nuevas propuestas educativas les ofrecemos una dirección de correo electrónico para que pueda hacernos llegar sus dudas, opiniones e inquietudes.
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Mas información en http://www.sportaqus.com/
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